15 ene 2012

Enciclopedia de malos alumnos y rebeldes que llegaron a genios de Jean-Bernard Pouy, Serge Bloch & Anne Blanchard

Para esta entrada vamos a necesitar redoble de tambores...



Tenemos el honor de presentaros la Enciclopedia de malos alumnos y rebeldes que llegaron a genios, un libro de referencia imprescindible para los niños y adultos de hoy en día. Vivimos en una sociedad donde nos bombardean con la falsa creencia de que el "fracaso" escolar nos impedirá obtener un "buen" trabajo y hacer algo de provecho con nuestras vidas. Donde gobiernan la titulitis y la mediocridad por igual, y donde la docilidad y el corporativismo (a veces, más bien amiguismo) son los que normalmente abren la vía al ascenso. Una sociedad donde el gobierno le da la espalda al arte y a la educación, y junta los ministerios de Educación, Cultura y Deporte en un sólo pack, como si fueran yogures (que con toda seguridad acabarán por caducarse tristes y abandonados en la nevera). Un sistema obsoleto, defendido por ineptos y conformistas, que desprecian el cambio, o lo nuevo, o simplemente, la diferencia. Nos venden que ciertas normas de conducta y razonamiento, instauradas hace mucho tiempo, son las únicas válidas para conseguir el éxito. Opinamos que nos venden demasiadas tonterías.  


Sin entrar en debate de por qué y con qué derecho los mediocres obtuvieron el poder para limitar y tiranizar la capacidad y el talento que cada persona tiene; por qué sólo deciden unos pocos qué es inteligencia y qué se debe aprender, qué es lo que está bien, lo que está mal; qué deben estudiar los niños en la escuela, que serán nuestro futuro si hay alguno, queremos lanzar un mensaje de esperanza: la verdadera genialidad siempre acaba por salir a flote. Así que padres, adolescentes queridos, modernos confusos y sobrecualificados sin trabajo o con un trabajo que os disgusta, que no amortiza para nada lo que habéis invertido en lo que llaman "educación", a los ejemplos no remitimos:

Carlomagno llegó al poder siendo prácticamente un analfabeto, pero ya en la edad adulto devoró el conocimiento de sus amigos más cultos y abrió un sinfín de escuelas en monasterios, además de imponer la letra carolina. Luis XIV era un insolente que prefería pasear por las Tullerías a estudiar latín o filosofía. Ya saben que a Einstein sus maestros lo tildaron de cortito y luego descubrió la relatividad. Al principio, los padres de Agatha Christie (sobre todo su mamá) no querían que aprendiera a leer. Louis Armstrong era un callejero, que creció en uno de los peores barrios de Nueva Orleans. Dalí se dedicó a calentar el asiento tanto en primaria como el instituto, aunque aprendió francés a los 6 años. También era muy vago Honoré de Balzac.  Estos y muchos otros ejemplos que podéis disfrutar en la Enciclopedia de malos alumnos demuestran que el sistema educativo no vale como patrón universal: por el simple hecho de que una persona no tenga éxito dentro de él, no significa que carezca de talento e inteligencia y que no pueda sentirse  realizada en la vida. 





Catapulta editores nos presenta un libro de referencia diferente, redactado en forma de diario por sus protagonistas (por suerte), con ilustraciones disparatadas y con información muy interesante. Yo todavía no sé qué aprenden mis sobrinas en el colegio (lo malo, es que ellas a veces tampoco), así que habrá que continuar confiando en los libros. Ya se sabe que Da Vinci era un ávido lector, y un curioso, y que poco le acomplejaba empezar una cosa y no acabarla (algo que suele estar muy mal visto). Anne Blanchard, editoria de libros ilustrados, y Jean Bernand Pouy, famoso por sus novelas policíacas, nos traen un libro en una palabra... delicioso. Como bien dice Pouy, "una infancia problemática, una educación fallida, una vocación forzada o desviada a menudo pueden llevar a la iluminación". Lo que empieza mal o regular puede acabar bien o mejor. Ilustra Serge Bloch, mezclando dibujos y fotografías e imágenes de forma loca y atrevida (más abajo, un ejemplo). Cristina Piña lo traduce y adapta al español. 26 personajes que todos debemos conocer de forma más íntima. Una galería de artistas, científicos, músicos, cineastas, escritores, políticos que la historia siempre recordará, y por los que la humanidad debemos estar agradecidos (la gran mayoría franceses, vale; pero entendemos que la tierra tira). 






Y es que la sociedad tiene esa particularidad: de vez en cuando, a pesar de la prisión en la que se ha convertido, se produce una fuga de inventiva que resulta en una persona libre, creativa... excepcional. 


Leed y aprended: el mundo se equivoca. 








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