4 jun 2012

¿Qué pasa ahí arriba? de Elisabeth Stiemer & Karoline Kehr

El otro día tuvimos una idea genial: visitar la biblioteca del barrio en busca de alguna joyita ilustrada. No sé por qué no se nos había ocurrido antes; quizá una cuestión de comodidad, quizá nos persigue esa neurosis librera de querer poseer tantos libros como toquemos, tantos libros como sea posible. Pero las bibliotecas -y me impresionó gratamente que en tiempos de crisis nuestro Ayuntamiento haya empleado parte del presupuesto en reformar la nuestra- son muy útiles para descubrir libros que han dejado de estar en circulación. Lamentablemente, muchos álbumes ilustrados tienen una vida efímera en el mercado. Pero esa es otra cuestión que hoy no debatiremos. 

Uno de los cuentos que nos llevamos en préstamo, porque nos pareció una idea muy graciosa y con la que cualquiera puede sentirse identificado es  ¿Qué pasa ahí arriba? de Elisabeth Steimer y Karoline Kehr, publicado en 1999 por Kókinos. La señora Deabajo tiene nuevos vecinos: la familia Dearriba, que consta de cuatro miembros, incluidos dos niños muy ruidosos y juguetones. Los nuevos inquilinos vienen a perturbar su paz y ella se queja constantemente de que no le dejan hacer la siesta en paz. Los niños Dearriba, de una conciencia social admirable, intentarán lo posible por no hacer ruido: ya no corren, gatean; intentan no mover ninguna silla; no juegan si es necesario, por mucho que su madre insista en que son niños y que, por tanto, tienen que jugar y hacer ruido. Pero aquí no termina el problema de la señora Deabajo. Ahora no escucha ni un solo ruido, ni siquiera el de una puerta al cerrar rápidamente. Y eso le preocupa. ¡Ella quiere escuchar algo! Necesita saber qué pasa con los Dearriba. Por eso, se empeña todos los días en escuchar un ruido. Pero nada. Hasta que un día, por arte de magia, o como castigo divino, sus orejas empiezan a agrandarse. Para oír mejor. No obstante, el celo que ponen los Dearriba en no molestar es impresionante. Nuestra viuda sigue sin escuchar nada y sus orejas no paran de crecer y crecer, hasta tocar el suelo. El diagnóstico está claro: Hipertrofius Escuchantus. Le recetan una buena dosis de ruido.

Un álbum que con gran maestría y gracia trata el problema de la convivencia con nuestros vecinos. ¿A quién no le han acusado de hacer demasiado ruido? Yo entro más bien en este grupo. ¿Quién no se ha despertado un sábado por la mañana al son del taladro del vecino? ¿A quién no habrán llamado a la puerta para pedirle que hagan el favor de bajar la música? A mí incluso a las 12 del mediodía. ¿Cómo hacer entender a la Deabajo que las tres de la mañana no es un hora oportuna para entrar en la ducha y que se le caiga todo  haciendo un ruido de mil demonios? Muchos somos los damnificados por el ruido; y todos, seguro, somos potenciales emisores de ruido. 

Por eso, me he reído tanto con ¿Qué pasa ahí arriba? Además, Karoline Kehr es una ilustradora de gran talento, capaz de trasladar el humor implícito en el texto a las imágenes para acabar de definir el carácter de los personajes, en especial, el de la señora Deabajo, una pequeña tirana que al final se ve en un verdadero aprieto. 

Un álbum que puede ser educativo a la par que divertido. Debería leerse en las escuelas. Y ojalá a mi vecina Deabajo le salieran esas enormes orejas. Le estaría bien empleado. Por quejica.



p.S: Hemos dicho que publicaba Kókinos, y también diremos que tradujo y adaptó al castellano Gabriela Keselman. 

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